San Pedro Sula, Honduras. (HSI) – No politizaré esta nota, soy apolítico, creo que muchos de ellos son los personajes más dañinos en la historia de Honduras. Los populistas y mal intencionados, enemigos públicos de los hondureños productivos que batallan por salir adelante en un ambiente hostil y de pocas oportunidades.
Absolutamente nada que celebrar en un país caracterizado por injusticias y corrupción, no me golpearé el pecho jactándome de patriotismo, no lo siento, no me nace.
¿Festejar en Honduras? Festejar mientras:
En los hospitales públicos se atienden seres humanos como si fueran animales.
Las calles se encuentran llenas de niños abandonados sin esperanza alguna hacia el futuro.
Muchos hondureños mueren asesinados violentamente.
La ‘justicia’ fomenta la injusticia y los delincuentes operan a gusto y placer gozando de impunidad.
Los diputados se aumentan el sueldo de forma aberrante, burlándose en la cara del pueblo a quién deben servir.
La clase política saquea las arcas del estado y nunca ponen pie dentro de una cárcel.
La empresa de energía estafa aparatosamente el bolsillo de toda la población impotente ante los horrendos abusos.
El que quiere emprender se encuentra multitud de obstáculos y corruptos que te imposibilitan salir adelante.
Miles de ‘catrachos’ viven por debajo de la línea de la pobreza, condiciones infrahumanas.
Los niños en escuelas públicas reciben clases como presidiarios, infraestructura destruida, olvidados por el gobierno.
Aumentan y se inventan nuevos impuestos, le sacan sangre a un cadáver que no aguanta más estocadas.
Podría continuar enumerando áreas de oportunidad pero les dejo espacio para que aporten, estimados lectores.
Pocos de ustedes salen a la calle y sienten verdadera libertad, casi imposible en nuestra tierra dónde se violentan derechos como forma de vida. Tierra inhabitable, territorio inhóspito y por eso hay millones de hondureños en el extranjero, obligados a salir, huyendo de una cultura violenta que dicta las pautas a diario.
Dios bendiga y libre Honduras de los perversos afanados por llenarse de dinero y poder a costillas de los contribuyentes honestos.
Hoy, nada que celebrar. En el futuro, quizás.
