San Pedro Sula, Honduras.
Por José Jorge Villeda.
Se entiende perfectamente, por aspectos anteriormente comentados, la opaca inspiración y escasa confianza de parte de la mayoría de los aficionados catrachos de cara al enfrentamiento ante México y probablemente de todo este proceso. La contratación de Jorge Luis Pinto vino a compensar gracias al mayúsculo mundial recientemente realizado con Costa Rica, el déficit de una generación notoriamente inferior con respecto a las que hicieran posible que hoy por hoy se presuma de un balance a favor de más de 22 años en territorio nacional ante el Tri azteca.
A pesar de que el colombiano con Honduras cuenta con marca escalofriantemente negativa (16 juegos, 8 derrotas, 5 empates y apenas 3 triunfos) su jerarquía alcanzada en Brasil 2014, aunque muy lejos, permite ver una luz que se aferra a la esperanza de enderezar el camino derrotando mañana martes a un equipo constituido por mejores jugadores, de mayor categoría que los nuestros y que viven otras realidades destacando muchos en importantes clubes europeos.
Al final el fútbol no elige al ganador por la grandeza de uno u otro equipo, ni por su valor global… sí por los factores que finalmente reúnan en el rectángulo.
Está el otro tema que es pronosticar y vislumbrar de acuerdo al análisis de cada quien; por el caso me atrevería a ratificar lo que he venido mencionado desde que sortearon los grupos, que México sería favorito en los seis partidos de esta cuadrangular, incluyendo obviamente el que habrán de jugar en pocas horas. Ya se notó en la eliminatoria pasada un bajón cuando la Bicolor perdía 0-2 y que milagrosamente terminó igualando en los últimos 15 min. Recuerdo que mucho se dio énfasis previo a ese compromiso al factor clima y al «infierno» ambiente del estadio Olímpico, nuestro fortín. Es cierto que cada selección busca sacar ventaja de su localía; México de la altura, contaminación, 110 mil aficionados, etc y, nosotros con la humedad, calor, Olímpico… pero es inevitable no recordar que dentro de esas condiciones desfavorables para los visitantes, prevaleció en más de alguna ocasión la capacidad y calidad. Como ejemplo, recuerdas aquel Sub-23 entre Honduras y EEUU rumbo a Barcelona 92 en el Morazán jugado al medio día y donde el plan era fundir a Alexis Lalas y compañía?
Definitivamente los partidos hay que jugarlos y aunque a mi ver no somos favoritos a pesar de los últimos antecedentes, lo menos que podemos hacer a estas alturas y sin condición, es mostrarles total apoyo llenando nuestro estadio, alentarlos sin cesar… muchas veces haciéndose un nudo, más en momentos de crisis, es que se obtiene el resto necesario para salir con la victoria. Sorprendámonos mutuamente, ellos a nosotros en la cancha imprimiendo vértigo, intensidad, coherencia y tenacidad y, de las gradas que baje todo el calor… las buenas vibras. Vamos, muchachos!
