Lo del Allianz Arena era más una cuenta pendiente que un partido. El Atlético cumplió con el guión y compitió en un escenario complicado. El Bayern, necesitaba reencontrarse con su gente, redimir la derrota de la ida y acabar con el orgullo lo menos dañado posible.
Bastó el gol de Lewandowski, que si ya era un delantero letal en el área, ahora se destapa como un gran lanzador de faltas. Como si de una copia se tratara, calcó el golpeo con el que marcó ante el Mainz para batir a Oblak y darle el triunfo a los suyos.
El Atlético sólo estuvo fino en ataque hasta el 1-0. Carrasco llevó todo el peligro, mientras Griezmann sigue con su particular recuperación. Muy poquito del francés, que hace unos meses decidía con el pase a la final de la Champions en ese mismo escenario.
Los de Ancelotti apretaron más, merecieron el segundo, pero tampoco andan sobrados de pólvora este año. Robben, que fue el mejor de los suyos de largo, perdonó en varias ocasiones. Lewandowski tuvo el doblete y Thiago se ganó un hueco entre los 'fails' de la semana con un error clamoroso en boca de gol.
Tuvo un conato de presión el Atlético en los minutos finales, pero apenas quedó en un remate de Gameiro y en un córner en el que subió hasta Oblak para rematar. Por si caían unos euritos del cielo a las arcas rojiblancas. Pero esta última batalla fue para el Bayern. Aunque el Atlético se marchó con la sonrisa del que sonríe el último. La guerra del grupo fue para ellos, aunque viendo el plan del sorteo, es difícil saber si esa es una buena noticia.
Eso sí, al Atlético nunca le gustaron los caminos fáciles. Y ahora se le viene otra ruta de las complicadas encima. El curioso 'precio' por ser primeros.
Robert Lewandowski de Bayern Munich celebra el gol del Bayern. Foto EFE