El frío, la impaciencia y la falta de acierto le pusieron nombre a la primera mitad. Con Piatti como único jugador que se puso de misión buscar el gol antes de pasar por vestuarios, tanto el ataque 'perico' como el coruñés brillaron por su ausencia.
Con mucha guerra en el centro, balones largos hacia ningún lugar y entradas al filo de la ilegalidad, el minutero iba sumando y el partido, restando. Fútbol no se vio. Lucha, sí, pero no fue productiva para nadie. De hecho mejor que pasó en los primeros 45 minutos fue el pitido final del árbitro.

-Día de reyes para el Deportivo-
Pero la segunda mitad le lavó la cara a dos equipos hasta entonces apáticos. El dominio estéril de balón por parte del Espanyol en el primer tramo de partido se convirtió en posesiones peligrosas siempre con un mismo punto de referencia, un Gerard Moreno que estuvo más lento de lo normal y falló dos manos a manos en los primeros minutos.
Borges demostró antes del primer cuarto de hora del segundo acto que el Dépor también había venido a por la victoria con un disparo al larguero y, pocos minutos después, con un cabezazo que abrió brecha en el marcador. El '22' del Dépor remató a la salida de un córner sin encontrar oposición ninguna por parte de la defensa local.
Sin embargo, el cuadro gallego no pudo saborear el regusto de la victoria provisional, pues casi instantáneamente, Gerard Moreno dejó de lado su desatino para colocar las tablas tras un regalo de Sidnei.
El marcador no volvió a moverse pese a tambalearse en el último tramo del choque. Pero ni la expulsión de Juanfran por doble amarilla, ni misil al larguero de Jurado ni el envite total de los de Quique Sánchez Flores hicieron posible que los 'pericos' pudieran conservar unos tres puntos que soltaron de su mano debido a la falta de puntería.