La alineación que presentó ‘Zizou’ era una declaración de intenciones. Cambios significativos como la presencia de Cristiano y las suplencias de Carvajal y Asensio hicieron válido el discurso del técnico ‘merengue’ que refiere a que todos sus jugadores son importantes.
El cielo despejado de Madrid fue testigo de la vuelta de ‘CR7’. El portugués saltó al campo luciendo una sonrisa de oreja a oreja y la extendió aún más en el minuto 5. Los aficionados blancos casi ni se habían acomodado en sus localidades cuando tuvieron que gritar el primer gol.
Gareth Bale se internó desde la banda derecha y, frente a Nauzet, le cedió la bola a un Cristiano que dio alas al Bernabéu empujando la pelota franca que le había puesto el galés. El tanto simbolizó la electricidad que mostraron los blancos al incio del encuentro, cediendo el balón y lanzando unas contras fulminantes.
La diana del luso calmó un poco los ánimos blancos. Comandados por Modric, que tuvo en Kovacic un escudero leal y preciso, la impulsividad ‘merengue’ empezó a desaparecer, dejando lugar al criterio a la hora de mover la pelota y a la maduración del juego.
Pero esta tranquilidad blanca pudo salirle bastante cara a los locales, pues a veces se confundía con la pasividad de saber que tenían los deberes casi hechos. A razón de ello, Unai rozó el empate a cinco minutos del final de la primera mitad al mandar un cabezazo al larguero.
Aunque si algo tiene el Madrid en el Bernabéu es su capacidad para rearmarse. Un minuto más tarde del susto que se llevó Zidane y compañía, Danilo aprovechó un mal rechace de Nauzet y, con una tranquilidad más propia de un delantero que de un lateral bastante discutido por la afición, fusiló por bajo la portería ‘rojilla’.
El pitido del final de la primera mitad llegó de la mano del tercer tanto merengue, obra de Sergio Ramos, cómo no, por alto. El de camas, un auténtico maestro en el juego aéreo voló sobre la defensa del conjunto pamplonés para cabecear con potencia un centro medido de Kroos desde una de las esquinas del fortín blanco.
Festival de goles
La tonica del segundo acto no fue más que una versión cooperativa de los últimos instantes de la primera parte. Goles por parte de cada equipo y ataques continuos que sólo cesaron en los últimos diez minutos del choque.
Pepe puso el cuatro en el marcador, al igual que su compañero en la zaga, de cabeza. El portugués no pudo comenzar de mejor manera la temporada con el equipo blanco y, con la inestimable ayuda de un Nauzet al que le quemaron los guantes, puso su nombre en el marcador en su primer partido del curso.
Acto seguido, Modric, el mejor jugador de los de Zidane en todo momento, cerró la ‘manita’ con un misil desde la frontal del área. Zidane le sustituyó poco después por Lucas Vázquez, al igual que a un Cristiano que se ofreció pero no se vio demasiado fresco. El luso le dejó su lugar a Karim, a quien dos largueros le privaron de cantar gol.
Tras el quinto, los blancos quitaron el pie del acelerador. Oriol Riera fue el primero en aprovecharse de ello gracias a un remate a centro de Miguel de Las Cuevas, uno de los mejores en el cuadro ‘rojillo’.
La guinda a este ‘pastel de goles’ la puso David García. Lo hizo con un cabezazo medio acrobático medio fortuito a un centro templado de Jaime Romero, que superó por alto a un Kiko Casilla quizá un poco adelantado.
En el horizonte blanco ya sólo está la Champions, competición en la que los blancos se estrenan este año el próximo miércoles ante el Sporting de Lisboa, el primer equipo en el que Cristiano militó como futbolista profesional.