La revancha, además, llevó aparejada una nueva lección del argentino. Y es que Messi no da puntadas sin hilo. Su majestuosa actuación empequeñeció aún más el ya de por sí flojo desempeño de su compatriota Dybala.
Al margen de la gran actuación que tuvo la pasada campaña en el choque entre ‘bianconeros’ y azulgranas en Turín, el prometedor futbolista de la Juventus no ha sabido todavía brillar en un partido de entidad y no son pocos los que comienzan a exigirle que esté a la altura también cuando van mal dadas.
Todo lo contrario que un Messi que fue de menos a más en el encuentro. Comenzó con pérdidas, se entonó con varias acciones marca de la casa y acabó por derribar uno de los pocos muros que le quedaban: el de la leyenda italiana Gianluigi Buffon.
Pero si Messi comenzaba de menos a más, inverso camino llevó la Juventus. Los de Allegri, claramente perjudicados por sus bajas, empezaron bien. Llegaron de manera aseada al contragolpe e incluso De Sciglio obligó a Ter Stegen a hacer una gran parada en una acción en la que el colegiado señaló saque de puerta.
Los minutos pasaban, Messi cogía calor y la Juventus se diluía, pero las ocasiones para el bando local no terminaban de llegar. Desaparecida la gran atracción de la noche, el francés Dembélé, el Barcelona sí que se sustentó en defensa con un nuevo partido impecable de Umtiti y de Semedo, el fichaje que hasta ahora mejor imagen ha dejado en la Ciudad Condal esta temporada.
Iniesta y su clase en el Camp Nou. Fotot Getty
-Messi piensa y ejecuta-
Pero al Barcelona no le hacen falta ni un gran Dembélé, ni un especialmente acertado Luis Suárez. Tiene a Messi y eso ya es jugar con ventaja. El argentino se inventó un contragolpe en la última acción de la primera mitad y, ante la poblada defensa italiana, combinó con Suárez para soltar un latigazo junto al palo ante el que nada pudo hacer Buffon. 1-0 y buena cara para afrontar la charla de Valverde en el vestuario.
La segunda mitad, eso sí, comenzó con sobresalto para el equipo local. Douglas Costa le ganó una de las pocas acciones en todo el encuentro a Semedo y puso un fuerte centro raso que Piqué despejó mal y Dybala mandó al limbo.
Fue de los pocos acercamientos de una Juventus que claudicó ante la exhibición final de Messi. El argentino la comenzó con una asistencia que no encontró rematador y que Rakitic llevó a la red y la culminó él mismo, en una acción preciosa en la que se valió del desmarque de Dembélé para ponerla imposible para Buffon. Antes, había puesto en sobre aviso al cancerbero italiano con un impecable golpeo que se estrelló en el palo y que no fue gol de milagro tras tocar en la espalda del portero.
Goleada y buena imagen para un Barcelona que demostró que el perfecto inicio en Liga no es fruto de la suerte y sí de unas nuevas ideas de Valverde que parece que van calando poco a poco en los azulgranas.