Remontada merengue en el Bernabéu. City aplaza al PSG en Champions
París, Francia. | EFE |
Volvió el Real Madrid de las remontadas en el Bernabéu y los blancos se deshicieron del teórico peor equipo de los cuartos de final levantando el 2-0 de la ida, pero lo lograron con mucho más sufrimiento del esperado y gracias a una actuación incontestable de Cristiano Ronaldo que sigue haciendo la diferencia en un equipo sin peso ni pegada sin él.
El luso, que parece que se agranda a medida que se acerca el final de temporada, salió en el rescate de su equipo tanto en la primera mitad como en la segunda y firmó un triplete de los que quedarán grabados en la historia de la competición.
Lejos del inicio apabullante esperado, los de Zidane se creyeron demasiado lo de la tranquilidad para conseguir los dos goles y salieron al encuentro algo tibios. Tanto, que las primeras oportunidades tuvieron que llegar a balón parado, la más clara en un remate de cabeza de Sergio Ramos que se estrelló en el larguero por la parte superior y que Benaglio pareció tener siempre controlado.
El Madrid no carburaba y el Wolfsburgo comenzaba a dejarse ver por el área de Keylor Navas. En cualquier caso, los alemanes parecía que tenían claro su cometido y se centraban en defender, olvidando que quizás atacando un poco más podrían haber hecho más daño a los blancos.
Aparece Cristiano Ronaldo.
Pero, a falta de juego, fue una particular dupla la que rescató al Madrid. El ‘olvidado’ Carvajal se incorporó al ataque y puso un peligroso centro que no olieron ni Dante ni Naldo y que acabó siendo el 1-0 gracias al oportunísimo Cristiano Ronaldo. El Madrid parecía resurgir de sus cenizas y el encuentro olía a goleada cuando, justo tras el saque de centro, el equipo blanco forzó un córner y el propio delantero luso cabeceó a la red.
El delirio se apoderó del Bernabéu y no era para menos: el Madrid tenía igualada la eliminatoria en 17 minutos. Pero, tan rápido como llegó, la euforia se esfumó. El Wolfsburgo, que se había quitado una losa de encima, comenzó a tocar más y mejor y abandonó las tareas defensivas, hasta el punto de que Keylor se tuvo que emplear a fondo ante un latigazo de Bruno Henrique y el propio brasileño perdonó en el punto de penalti tras una cabalgada de Schürrle un 2-1 que hubiera sido letal.
Cristiano y poco más.
Parecía que tras el descanso volveríamos a ver a un Madrid más pujante, pero en la segunda mitad los ‘merengues’ se limitaron a tener el balón y no corrieron demasiados riesgos. Controlaron la posesión y evitaron las llegadas visitantes, lo que resultó ser un acierto a la larga.
Pasado el ecuador de esta segunda parte, los de Zidane comenzaron a disponer de ocasiones cada vez más claras. Primero, Benaglio reaccionó ante un remate hacia su propia portería de Naldo, y, acto seguido, Sergio Ramos envió un remate de cabeza en un córner al palo, con tan mala fortuna para el Madrid que el balón cayó en las manos de Benaglio y no atravesó la red.
Se crecía, sobre todo físicamente, el Wolfsburgo, y parecía que el Real Madrid comenzaba a acusar el paso de los minutos y la tensión. Sin oportunidades durante bastantes minutos, tuvo que ser de nuevo Cristiano Ronaldo el que le diera el pase a semifinales a los ‘merengues’. Aprovechó una dudosa falta en la frontal -pareció que Luiz Gustavo sacaba bien el balón- para enviar a la red el disparo, muy diferente a sus habituales chuts, flojo y colocado. La barrera se abrió a última hora y Benaglio no pudo hacer nada para evitar el tercero.
Fueron los mejores minutos de un Madrid que pudo poner la sentencia en sendas ocasiones de Benzema y Jesé ante las que se lució Benaglio, que demostró en el cómputo de la eliminatoria ser todo un porterazo.
No pasó por apuros el Madrid en lo que restó de encuentro y sí perdonó un cuarto tanto que hubiera asegurado aún más una clasificación que los de Zidane se ganaron justamente en el campo. Estarán el viernes en el sorteo; turno para Atlético y Barcelona.
-City eliminó al PSG-
La eliminatoria con más millones sobre el césped no ha defraudado. Al menos, no demasiado. Un solitario gol de Kevin de Bruyne, quizá el más importante de su carrera por el momento, ha metido al City en ‘semis’.
Se plantó el PSG en el Etihad Stadium con un planteamiento valiente, con tres centrales y dos carrileros, ante un City conservador.
Los parisinos aguantaron bien el primer envite ‘citizen’, que entró al partido como un tifón. Una vez calmados los ánimos, el PSG empezó a hacerse con el control del balón.
Dominó la primera mitad del primer tiempo el equipo de Blanc. Largas jugadas, muchos pases, pero poca definición. El PSG no supo convertir ese 69% de posesión que alcanzó en la primera mitad en ocasiones claras de gol.
Todo lo contrario sucedía con su rival. Cada balón que pasaba del medio campo rival se convertía en una jugada de peligro para el Manchester City. En cuanto empezaron a combinar De Bruyne, Agüero y Silva o Navas, según la banda por la que se desarrollase la acción, el PSG empezó a sufrir.
Sin embargo, en la segunda mitad se notó más el cambio de formación del PSG. Lucas Moura dio un extra al ataque parisino, pero permitió que el City contragolpeara con más peligro.
De hecho, por momentos parecía que nos habíamos ido a la prórroga y que el encuentro se había roto, convertido en un correcalles sin sentido.
Ese periodo de anarquía duró hasta que los de Pellegrini se asentaron y se pusieron a elaborar una larga jugada. Así terminaron llegando hasta el área de Trapp con notable peligro, y así llegó el gol de De Bruyne.
El belga controló un balón en la frontal, encaró a tres defensas y optó por chutar a puerta, ante la poca oposición de la zaga parisina. Golazo que mete al City por primera vez en su historia en las semifinales de la Champions.
Tras el gol, el PSG se volcó al ataque. Hacían falta dos goles para lograr el pase, una quimera con sólo quince minutos por delante. Parecía más probable que el City sentenciara el partido a la contra, pero ‘Ibra’ metió el miedo en el cuerpo a los ‘citizens’ con un gol en fuera de juego, bien anulado por el asistente del árbitro español Velasco Carballo.
El PSG lo intentó, pero no pudo. Se marchan a casa con la decepción de haberse quedado a las puertas del éxito un año más. Todo lo contrario que en el City. La alegría desbordaba, y con razón. Estarán en las semifinales con total merecimiento, porque pese a la ventaja del 2-2 de la ida en París, porque pese al planteamiento conservador puesto por Pellegrini sobre el tablero, nunca especuló con el resultado.
