Barcelona, España. | HSI |
De poco sirve ser el entrenador del mejor equipo del mundo si, cuando éste salta a su campo maldito, un jovencito rival mete un golazo en el minuto 4 y te quedas pasmado en el banquillo el resto del encuentro. La actitud indolente del Tata Enrique define perfectamente la deriva del equipo en los últimos partidos. Está fallando un guión que funcionó a la perfección tras la catarsis del año pasado pero no hay ni una puta alternativa. No disponemos de Suárez y pretendemos que el pusilánime de Munir sea capaz de sembrar el caos en la defensa rival como solo sabe hacerlo el uruguasho. Obviamente, el pobre no puede. Y ya está. En la mente del Tata Enrique no hay nada más que hacer aparte de encomendarse a otra sesión de centros estúpidos de Dani Alves o al sempiterno pase en diagonal de Messi.
Al míster se le puso ayer cara de Anoeta. Su gesto, impotente y ausente, nos recordó que es una figura desacreditada y amnistiada por el Todopoderoso. Este, a su vez, decidió rememorar su ausencia en el anterior R.Sociedad-Barça, el que dio inicio a la buena racha que fructificó en el segundo triplete. En aras de la transparencia, sería bueno conocer los entresijos del acuerdo entre Messi y el Barça para que el Tata Enrique siga entrenando. Sabemos que no le puede cambiar nunca y que apenas le puede sugerir descanso un par de veces por temporada, siempre antes de marzo. Pero ¿es que ni tan siquiera tiene derecho a gritarle una puta vez al año que se está arrastrando por la cancha? Parecía un buen día para gastar ese comodín aunque parece más probable que no disponga de él.
Las ínfulas de entrenador se le terminaron al míster en el vestuario. Tuvo que ser agotador para él anunciar tres cambios respecto su once habitual. La eliminatoria de Champions obligaba a algunas rotaciones pero el resultado dejó al desnudo la grave descompensación de la plantilla, fragílisima como un castillo de naipes ante cualquier variación del plan inicial. Arda Turan está para que lo manden a la isla de Lesbos y de allí ser deportado en patera a Turquía. No naufragará más que en Anoeta. Lo de Rafinha también merece explicaciones de un técnico capaz de condenar al ostracismo a Bartra pero echar a los leones al hermano de Thiago en el tramo decisivo de la temporada tras seis meses en el dique seco. Lo de Sergi Roberto de lateral izquierdo quizás desentonó menos pero redunda en la falta de profundidad de la plantilla y la estupidez de una directiva que lleva décadas renovando injustamente a Adriano quien, a este paso, acabará como nuevo presidente de honor del club.
Anoeta vuelve a representar un punto de inflexión en plena temporada y esta vez podría anunciar el túnel al final de la luz, al contrario que la temporada pasada. Comparto que dejarse llevar por el dramatismo puede resultar exagerado pero, joder, es que el mejor ayer fue Mascherano y el único dato que mejoró el anterior Anoeta fue que el gol de la Real no nos lo marcamos en propia puerta. Otro dato espeluznante: el equipo lo ha perdido todo desde la lesión de Mathieu.
Así, pues, más pintura de guerra en la cara y menos autocomplacencia: se acabaron los récords y los millones de artículos almibarados sobre qué bonita es la amistad entre los tres de arriba. Entramos en las curvas finales de la temporada con la convicción de ir sobrados y a las primera de cambio ya estamos derrapando hacia el precipicio. Solo aceptaremos que defraudéis fuera del campo.
