París, Francia. (EFE). El PSG vivió con sabor agridulce el último partido de la 2015-16. Su imponente victoria ante el Olympique de Marsella por 2-4, sólo quedó empañada por la marcha de la «leyenda» Ibrahimovic, que cerró su etapa en el club parisino a lo grande: anotando un doblete.
La despedida que quiso brindarle la plantilla del PSG a uno de los jugadores más importantes de la historia del club empezó de la mejor manera, con un gol. Matuidi, en el segundo minuto del partido, fue el encargado de adelantar al conjunto de la capital francesa al rematar de primeras una grandísima asistencia de Di María con el exterior.
Pero, aunque todo parecía de cara para los hombres de Laurent Blanc, el Olympique Marsella no sucumbiría tan rápido ante el ‘rey de Francia’. Thauvin firmó el empate provisional tan sólo diez minutos más tarde del primer gol gracias a un disparo raso y fuere tras recibir de espaldas.
Tras el tanto del Olympique, el PSG pareció amilanarse un poco. El gol puso igualdad en el marcador y en el juego, de hecho, el campeón de la Ligue 1 sufrió más de lo esperado en algunos tramos del encuentro, sobre todo en las internadas por su banda izquierda.
El pitido de la conclusión del primer tiempo fue lo mejor que le pasó al conjunto capitaneado por Thiago Silva, ya que la segunda mitad parecía otro partido distinto.
Ibrahimovic se negó a cederle el protagonismo a nadie en un evento de tal magnitud y tan sólo dos minutos después de la reanudación anotó un penalti cometido sobre Matuidi. El gol abrió la veda y dio inicio a la fiesta del PSG.
Cavani, rozando la hora de partido, fue el encargado de anotar el tercero gracias a una asistencia de ‘Ibracadabra’ que le dejó sólo ante Mandanda. Pero el sueco quiso cerrar su despedida con otro gol y lo consiguió batiendo por bajo al portero del Olympique de Marsella a falta de diez minutos para el final.
El fútbol hizo justicia cuando, casi llegado al 90, Batshuayi maquilló el resultado. Los marselleses no se merecieron el triunfo, pero tampoco un castigo tan severo. La despedida de ‘Ibra’, que fue reemplazado por Blanc tras el gol rival, fue lo último que dejó la final, que significó la triple corona doméstica para un PSG que pondrá su punto de mira en la Champions League para la próxima campaña.
