Mirna Fernández, una muestra de cuando el músculo está en la cabeza
San Pedro Sula, Honduras. | HSI |
Por Heidy Alachán
Mirna Fernández, de 18 años de edad, pasante del segundo año de la Carrera de Economía en UNAH-VS y parte de la excelencia académica de dicha institución, participó en los VI Juegos Deportivos Universitarios Centroamericanos (JUDUCA), los cuales tuvieron lugar en el Palacio de los Deportes de Ciudad Universitaria, los días 18 al 22 de abril de 2016, siendo la ganadora de medalla de oro en el segundo tablero del torneo por equipo femenino.
Mirna, ajedrecista desde sus primeros años de infancia, ha participado en diversos torneos de ajedrez enalteciendo de esta forma el nombre de su país, Honduras y particularmente de esta ciudad industrial.
A los 8 años de edad, ganó el tercer lugar en el Campeonato Escolar Internacional, 2006, realizado en Guatemala, los años posteriores continuó participando y adquiriendo los conocimientos que luego le permitirían en 2010, a sus 12 años de edad, ser la representante de Honduras en la Olimpiada de Ajedrez, desarrollada en la ciudad de Kanthy Mansiysk, Rusia.
En 2011, obtuvo la medalla de oro en el torneo CODICADER realizado en El Salvador. Ese mismo año fue galardonada con el Reconocimiento a Mejor Atleta Juvenil de Ajedrez, en Tegucigalpa, Honduras. En 2014, obtuvo la Candidatura del Título a Maestra (WCM, por sus siglas en inglés) en Managua, Nicaragua. A los 16 años obtuvo el título de Subcampeona Nacional en el Campeonato Femenino disputado en Siguatepeque en el año 2014.
Pero la actividad constante en el ajedrez de Mirna, no se ha reducido únicamente a los torneos centroamericanos, ese mismo año fue la representante de Honduras en la Olimpiada Mundial de Ajedrez, realizada en Tromso, Noruega. Ya en 2015 y con 17 años de edad, obtuvo el título de Campeona Nacional del Ajedrez Hondureño.
Los distintos países de Centroamérica, al igual que diversos países del mundo, han sido los escenarios que han forjado a una de las atletas y jóvenes dignas de nuestra patria. Sin más motivación que el amor por el ajedrez, ha recorrido todos estos años, procurando enaltecer el nombre de su país a través del conocimiento y formación autodidacta, con el apoyo directo de su familia y el escaso y casi nulo apoyo por parte del Estado.
Mirna Fernández a través del legado que comienza a dejar a Honduras, nos recuerda que entre la juventud poco privilegiada por parte de las diversas autoridades del país, entre ellas, la de la máxima casa de estudios, UNAH, se encuentran jóvenes brillantes, desbordados de capacidades y habilidades, merecedores de todo el respeto, respaldo y apoyo para continuar su preparación no solo académica, sino deportiva sin importar si el deporte fortalece el cuerpo o el músculo de la mente.
Mirna Fernández, entre sonrisas y su rostro infante lleno de fe en la patria, no solo juega ajedrez. Hábilmente de desliza en temas mas profundos como la realidad nacional y asegura que a un país como el nuestro le hace daño el proyecto de militarización, la creación de un sin número de cuerpos militares, la asignación de altos porcentajes de presupuesto a la compra de seguridad ficticia que deja sin posibilidades de apoyo a los artistas y atletas, quienes en realidad le agregan valor, nombre y prestigio a Honduras.
Esta joven cuyas siguientes metas son graduarse de la universidad y comenzar un estudio macroeconómico en el país para poder incidir en la nuevas políticas económicas de Honduras. En el deporte lograr asistir a la olimpiada mundial de ajedrez en Bakú, Azerbaiyán y junto al equipo lograr el mejor lugar en la categoría. Por todo ello, ve como una necesidad la participación activa en los procesos de transformación de la patria, desde todos los espacios, desde la academia, desde la idea, desde el deporte, las artes, el barrio, la colonia, pero sobre todo desde la fe y el amor por Honduras, que han sido desde siempre el motor de sus múltiples premios obtenidos.
Como ella misma dice «Siempre he soñado con un país donde se pueda caminar libremente, donde pueda jugar tranquilamente con nuestros vecinos, salir a la calle sin temor y sin que mi mamá tenga el temor que me vaya a suceder algo y eso creo que solo lo vamos a lograr con un proyecto de transformación en la sociedad hondureña. Hacer que los políticos le apuesten a los intereses de las mayorías, de los mas necesitados porque estos son los que pueden cambiar nuestro país».
18 años de edad pero con un futuro brillante en los estudios y el deporte, Mirna Fernández en adición tiene un panorama claro de la Honduras que desea.
