París, Francia. (EFE) – Alemania y Polonia se repartieron los puntos en un encuentro que no cumplió con las expectativas. La primera mitad fue totalmente fértil, mientras que en los últimos 45 minutos ambos conjuntos fueron por un gol que nunca llegó. Al final, reparto de puntos para que los dos conjuntos se coloquen, con cuatro, en la cabeza del Grupo C.
Sólo tres minutos tardó en avisar la vigente campeona del mundo a Polonia mediante un cabezazo de Götze alto a pase de Hector. Alemania, al igual que ante Ucrania, salió con mucha fuerza, pero el paso de los minutos le fue desinflando con una velocidad vertiginosa.
Comandados en ataque por un Hector que descuidó su flanco para sumarse al ataque continuamente, los germanos llegaban a área rival por las bandas, pero sus centros no encontraban receptores. Mucho intento pero poco acierto por parte del equipo que actuaba como local.
Mientras, en el otro lado del campo, esperaba Polonia. Conscientes de que el potencial de la ‘Mannschaft’ a nivel individual era bastante mayor, se dedicaron a presionar mucho en el centro del campo, ahogando por completo a Toni Kroos, que comenzó distribuyendo el juego y acabó la primera mitad totalmente desactivado.
Krychowiak y Grosicki se encargaban de poner el miedo en el cuerpo a Alemania en cuanto tenían oportunidades de lanzar una contra, pero casi nunca podían encontrar al referente polaco: Robert Lewandowski.
Los primeros 45 minutos se esfumaron sin pena ni gloria, pero tras el paso por vestuarios la tónica del encuentro cambió por completo. Milik tuvo la más clara en la primera posesión de la segunda mitad pero no llegó a cabecear bien un centro desde banda derecha con Neuer vencido.
La ocasión del delantero polaco, que firmó una actuación nefasta (más tarde falló otra ocasión imperdonable en el punto de penalti), hizo saltar las alarmas en una Alemania que ensanchó su campo y comenzó a tener más participación de sus centrocampistas Kroos y Khedira… pero era el momento de Polonia.
El sufrimiento de Alemania lo simbolizó Boateng al sacarle un balón en la frontal a Lewandowski, que tras un gran pase filtrado, se plantó frente a Neuer. El delantero mostró la impotencia en su rostro. El equipo funcionaba en el centro del campo y la defensa estaba haciendo un gran trabajo, pero su compañero en la punta de lanza no rindió.
Conscientes de que el final se acercaba y de que Polonia estaba fundida por la presión intensa que venía realizando durante el encuentro, los de Löw metieron una marcha más en los últimos minutos y Özil estuvo a punto de romper la igualdad con un gran disparo desde lejos, pero Fabianski no quiso desmerecer el trabajo de sus compañeros y despejó el peligro con una gran parada.
En el tiempo añadido, pareció que ambas selecciones firmaron ese punto que casi les hace poner un pie y medio en la próxima ronda. Hubo fútbol, no hubo goles, pero la justicia no faltó y la igualdad se reflejó hasta el final.
