Manchester, Inglaterra. (EFE). El Manchester United tiró de épica para anteponerse a las numerosas adversidades que le fueron surgiendo durante la final de la FA Cup ante el Crystal Palace. Los de Van Gaal comenzaron perdiendo y se quedaron con uno menos en la segunda mitad, pero Mata y Lingard lograron sortear las piedras que se encontró el United en el camino a la gloria.
La atmósfera mágica que se respiraba en los momentos previos del encuentro pareció contagiar a los 22 guerreros que salieron por los túneles de vestuarios dispuestos a entrar en los libros de historia del fútbol inglés. El mágico Wembley era el escenario y, como no podía ser de otra manera, nadie defraudó.
El guión inicial fue el típico de cualquier final. Pases cortos y directos y subidas tímidas, pero poco a poco ambos conjuntos se fueron animando empujados por el espíritu inglés del juego ofensivo. De Gea y Hennessey, con dos paradas de mérito cada uno, fueron los protagonistas en la primera mitad del encuentro.
Por parte del Crystal Palace, Bolasie estaba dispuesto a darle una alegría a los suyos y se encontraba presente en todas las jugadas peligrosas. Por el otro lado, Rooney se puso el traje de comandante para guiar, desde el centro del campo, a los suyos a la victoria.
Martial, que fue de menos a más, fue el jugador que estuvo más cerca de inaugurar el luminoso con un disparo fuerte que sacó Ward casi sobre la línea. Pero el caprichoso luminoso quiso alargar la incertidumbre hasta el final.
La segunda mitad comenzó con un misil autodirigido de Fellaini que hizo retumbar el travesaño de la meta defendida por Hennessey. Pero, tras el disparo del belga pareció que ambos equipos firmaran un pacto de no agresión durante media hora… que Puncheon se encargaría de romper.
Lo hizo a sólo diez minutos del final gracias a un potente disparo desde el lateral del área. Los aficionados del conjunto londinense enloquecieron pero cedieron la alegría pronto, ya que Mata firmó el empate tras un genial ‘slalom’ de Rooney justo un minuto más tarde.
El tanto del español no hizo más que firmar una prórroga que tuvo sus primeros 15 minutos demasiado yermos. Lo único que dejó fue la expulsión de Smalling, que cortó de manera poco ortodoxa una contra teniendo una amarilla en su casillero.
Pero, pese a estar con diez, el United pareció revivir una vez que el árbitro pitó el inicio de la segunda mitad. Sus jugadores se multiplicaron y, bajo la batuta de Rooney, tomaron todo el control del partido. En el horizonte se vislumbraba la tanda fatídica, pero aún quedaba la última palabra de Lingard.
El atacante inglés, que salió en sustitución de Mata al final de la segunda mitad, se puso el traje de carabinero y fusiló a Hennessey quitando las telarañas de la escuadra derecha de su portería. Un gol que le regalaba a Van Gaal su ansiado título y premiaba a los 45,000 ‘diablos rojos’ que no bajaron la intensidad de sus gritos de ánimo en los 120 minutos.
