Budapest, Hungría. (SPO) – El GP de Hungría, undécima prueba de la temporada, es ya una de las carreras clásicas en el calendario las últimas décadas y es, probablemente, una de las carreras que más anhelan los rivales de Mercedes.
La potencia del motor queda en segundo término en un trazado corto y revirado, con bajadas y subidas, propicio a que un coche bien equilibrado y con un buen chasis pueda dar la sorpresa. Es, probablemente, el más parecido al trazado urbano de Mónaco y no hay que olvidar que ahí ganó Sebastian Vettel liderando un sonado doblete de Ferrari, el único que han conseguido en la primera parte del campeonato.
Ferrari, que ya ganó en Hungaroring en 2015 con Sebastian Vettel tras una carrera apasionante, tiene ante sí una nueva oportunidad de retomar la ventaja que han ostentado en las primeras carreras y que ha caído en picado desde Canadá. Hamilton ha reducido de forma considerable las diferencias con el alemán, que llega a Budapest con un solo punto de ventaja. Curiosamente, el año pasado Rosberg y Hamilton ya llegaron separados por un solo punto a este Gran Premio. Ganó Lewis y se llevó el título.
No solo Ferrari va a intentar poner en aprietos a Mercedes, cuya última evolución le ha vuelto a convertir en un coche imbatible, sino que los Red Bull ven en Hungaroring una posibilidad de hacer saltar la banca en un momento crucial de la temporada. Daniel Ricciardo ya ganó en Bakú y Max Verstappen está ansioso por exponer su talento.
El GP de Hungría, por otro lado, siempre será especial para Fernando Alonso, que aquí obtuvo su primera victoria en 2003. Es un circuito ideal para que el asturiano se reencuentre con los puntos en otra campaña frustrante. Carlos Sainz, por su parte, que está brillando con luz propia, se enfrenta a priori a una pista que es favorable a las características de su Toro Rosso.
