Higinio Pérez, de «caracol» a regiomontano a través del arte
Monterrey, México. (HSI) – Hay un dicho que reza «no hay profeta en su tierra» y en el caso de artista nacional, Higinio Pérez, parece ser se está haciendo realidad.
Llegado al país norteño apenas cinco meses atrás, este catracho nacido en Roatán, sigue en busca del sueño hondureño, pero en el extranjero, pues en Honduras no halló oportunidades reales de trascender con el arte de sus manos.
Este «caracol» entró por Chiapas pero ni que los policías le depojaran de su poco dinero minó su ánimo de llegar a tierras norteamericanas. Así que no paró en su andar y sobrevivió realizando dibujos en las plazas a personas comunes. Entre peligros, inseguridades y preocupaciones logró llegar al DF y en ese momento preciso la selección jugaría de visita contra México en el Azteca por lo que decidió ir al estadio a apoyar la selección. «Lloré de emoción al ver los colores de mi país y escuchar las notas de nuestro Himno Nacional en este escenario», nos comienza diciendo Higinio.
Fue entonces que pensó en visitar los jugadores catrachos y una semana después decidió continuar su viaje y llegar donde era primer destino era llegar a Aguascalientes.
Allí el Necaxa recibía al América y para Higinio resultó una oportunidad única. A punta de lápiz y dibujos hizo el dinero para entrar al estadio. «Yo compré una cartulina y dibujé un mensaje de apoyo para Brayan Beckeles que mostré en el juego. Al día siguiente fui a la casa Club y les dije a los de seguridad que iba a ver a Beckeles y ellos inmediatamente le comunicaron a él, quien muy gustoso decidió recibirme. Le expliqué mis planes de llegar al norte (EUA) en busca de oportunidades de triunfar. Me preguntó en qué podía ayudarme y yo le contesté que me comprara un dibujo, lo cual hizo y la verdad fue una conversación muy especial con él, quien es un crack como jugador y como persona», siguió diciendo Pérez.
Después de este encuentro con Brayan, este ‘caracol’ siguió hacia Monterrey. Caminó muchas horas hasta que un trailero le dio ‘jalón’. La pesadilla fue cuando llegaron a otro retén de militares y migración. «Los soldados le pidieron bajar del tráiler al conductor y a mi. Los nervios me acogieron y al mismo tiempo el tipo de migración se acercaba hacia mi pero de repente alguien salió de la oficina y le hizo un llamado y pues él ya no logró llegar hacia mi. Después de un momento los militares dejaron ir al tráiler y yo respiré profundamente agradeciendo a Dios por el milagro», nos agregó.