Tegucigalpa, Honduras. (HSI) – Hoy se ha ido una de las personas mas conocedores de deportes del país. Walter Urbina ha dejado esta vida para unirse a su amigo, Arístides Soto, por quién, lo enterraron hace casi dos décadas, em la cárcel de Tamara.
Su muerte física ocurrió hoy tras un paro cardíaco como se ha informado en redes sociales, pero su muerte, como una persona común, se la dio «justicia» hondureña casi desde la muerte de su inseparable amigo, Arístides.
Quienes asesinaron a Arístides, hoy pueden sumar otro delito más, pues hoy terminaron su trabajo.
No diré más, ni comentaré detalles de los mensajes con Walter, quien siempre respondió, pero quien nunca conversó.
Le sobrevive su hija, su «cachorra», como públicamente la llamada en las redes y a quien no disfrutó gracias a la injusticia.
Ella, es la tercera víctima de ese hecho de octubre de 2001, fecha que además Honduras también murió buscando jugar el Mundial de Corea y Japón 2002.
Su legado se quedó corto, porque Walter, no quiso mas escribir para un medio sobre lo que le apasionó. Tamara se lo llevó.
¡Que la tierra te sea leve, Walter! Y que Dios, te reciba en su santa gracia, donde mereces estar. Cualquier pecado, lo pagaste en esta vida.
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