Tegucigalpa, Honduras. (HSI) – El Vida salvó la categoría con corrida de Marvin Bernárdez y gol de Eddie Hernández. La cancha del Estadio Nacional en Tegucigalpa es una de las más grandes del país, pasa los 105 metros de largo por 65 de ancho, es decir, es una pista donde solo los mejores bólidos desarrollan su máximo potencial.
Al ver esa posibilidad, Marvin Bernárdez aceleró a fondo y le metió el máximo de oxígeno a sus pulmones para comenzar la carrera de su vida. Literal, de su Vida.
Minuto 58, Motagua está ganando el partido 1-0 y la combinación de resultados compromete al Rojo en zona de descenso, pero Bernárdez comienza su corrida haciendo un giro tras robar una pelota a Omar Elvir, y desde allí partió cual velocista en plena carrera olímpica. El lateral ceibeño corrió (incluyendo la curva) unos 97 metros sacándose de encima las marcas de Kevin López a media trayectoria y luego a Héctor Castellanos en el sprint final. Al momento de frenón, el crono le marca 10.44 segundos. Un monstruo.
El pase sale remachado y Eddie Hernández la mando al fondo de la red para salvar al Vida y dejarlo un año más en Liga Nacional.
– Tiempo de atletismo para Marvin Bernárdez –
Marvin Bernárdez registró un espléndido tiempo libre de 10.44 segundos, muy cerca incluso de la mejor marca histórica del velocista hondureño Rolando Palacios (10.22).
Luego, en un aporte de los expertos de la Federación Nacional de Atletismo de Honduras, consideran que la distancia real es de 90 metros y con un tiempo de 11.86, pero lo resumieron como un «excelente tiempo».
Acá hay que tomar en cuenta las diferencias de una carrera con la otra sin querer desmeritar al atletismo (deporte que amo). La primera es que Bernárdez corrió con zapatos tacos (se clavan en la tierra), conduciendo balón, diblando marca y sobre pasto seco. En tanto que un velocista lo suele hacer sobre tartán, con vía libre y a veces solo con el viento en contra.
En ese sentido, la carrera de Bernárdez, juvenil del Vida, canterano y campeón de reservas en años anteriores, le han valido literalmente la Vida al Cocotero.
«Lo impulsaron miles de manos ceibeñas», resumió el periodista Julio César Núñez al conocer este dato.
