La eliminatoria copera que más prometía quedó vista para sentencia en los primeros 45 minutos de la misma. El Real Madrid, que mantiene intacta la pegada, se aferró a la reivindicación de James, a las controvertidas decisiones de Mateu y a los inventos de un Sampaoli al que esta vez le tocó enfermería.
El argentino salió sin delantero al Bernabéu, aferrado a la magia de Ganso y de Nasri. Pero pronto descubrió que en ese campo, algunos ataques de entrenador pueden salir caros. Más si la suerte no acompaña y el rival tiene hambre.
Un mal pase de Mercado en la salida propició que James recibiera en la frontal y estrenara el 2017 blanco con un gol soberbio. Toque sutil, pase a la red que acarició el palo y besó la red de un Sergio Rico que no pudo hacer nada para evitar el 1-0. El Sevilla titubeaba y una media chilena de Modric se estrelló en el palo.
Pese al mazazo, los sevillistas tuvieron varias ocasiones clarísimas para empatar. Primero Correa en un mano a mano y después Iborra, que no fue capaz de embocar con la portería vacía. Hasta Vitolo falló lo que nunca suele. Sólo ante un Casilla vencido remató al lado equivocado cuando tenía media portería a su merced.
james y Varane se abrazan. Foto AFP
Y si al Real Madrid le perdonas, pasa lo que pasa. Más si el árbitro echa un cable. Córner que no debió señalarse por una falta previa de Morata. Y gol de Varane. Despiste sevillista en la marca y el francés se vistió de Ramos para cumplir con la estrategia.
Por si le faltaba guasa a la actuación de Mateu, el colegiado señaló penalti por un empujón de James a Modric. Las protestas sólo sirvieron para que el Sr. Lahoz desenfundara las cartulinas durante un buen rato. James asumió galones ante la ausencia de tanto líder y no perdonó.
Doblete para reivindicarse y tumbar a un Sevilla que no volvió de vestuarios con las agallas que se esperaban de un equipo que tiene ya poco que perder. Sampaoli pensó en la vuelta, en un Pizjuán ardiente y en el milagro de una remontada histórica.
Metió a Kranevitter, frenó la posibilidad del cuarto del Real Madrid e intentó que cayera algo en ataque. Pero metiendo a tu único delantero a cinco del final, las opciones disminuían bastante. Y así murió el encuentro. Con Marcelo gustándose, el Madrid prolongando una racha que parece eterna y el Sevilla afilando las garras para lo que se viene en Nervión.