Clásico lleno de goles, encontronazos, polémica, rojas y triunfo blaugrana
Barcelona, España. | BS |
Lo que prometía ser un duelo vibrante entre Barcelona y Espanyol, una ‘vendetta’ por el empate de la última jornada liguera, se convirtió en un encuentro polémico, plagado de feas acciones y tarjetas, dos de ellas, rojas, ambas para los ‘pericos’. Messi arregló el encuentro con dos goles en la primera mitad, que voltearon el tanto inicial de Caicedo.
El partido no pudo empezar mejor para el Espanyol. Antes del minuto 10, Marco Asensio se aprovechó de un clamoroso error de Dani Alves para dar un pase que Felipe Caicedo convirtió en el primer tanto de la noche.
Pero el Barcelona, en lugar de arrugarse, pues el Espanyol ya no sólo le plantaba cara, si no que se imponía, comenzó a carburar. Con un Iniesta en estado de gracia, la chispa de Arda Turan, y la MSN funcionando a pleno rendimiento, la igualada no tardó en llegar.
Cuatro minutos después del gol de Caicedo, anotaba Messi el primero de la noche. Pese a la igualada, el Barça no estaba cómodo, y parecía que en cualquier momento el Espanyol podría volver a dar algún susto.
Fue tras el empate cuando comenzó otro partido. El de los nervios, el de las patadas, el de los feos gestos. Comenzó con el colegiado comiéndose un clamoroso penalti de Raíllo sobre Neymar, y continuó con el brasileño encarándose minutos después con la zaga blanquiazul.
Messi adelantaría a los suyos casi al término de la primera mitad, tras ejecutar una vez más una falta de forma brillante, mandándola al fondo de las redes. Poco antes, Caicedo se retiró lesionado, obligando al Espanyol a gastar su primer cambio.
Con la remontada consumada, los ‘periquitos’ trataron de reengancharse al partido. Pero en su lugar, Messi volvió a hundirles. Un pase sensacional entre líneas de Iniesta permitió al argentino asistir a Piqué, que sólo tuvo que empujarla al fondo de las redes de Pau, uno de los más alterados por el resultado.
Ahí se rompió el encuentro. El Espanyol se desquició y comenzaron a volar las tarjetas. Fue el propio Pau quien afeó una buena actuación pisando intencionadamente a Messi cuando éste estaba en el suelo. El rosarino, harto de golpes, patadas y pisotones a traición, terminó encarándose con toda la defensa espanyolista.
En cinco minutos, Hernán Pérez vio su segunda amarilla y Pape Diop, la roja directa por algo que le dijo a Suárez y que el colegiado escuchó. Restaba cuarto de hora de encuentro y el Espanyol estaba más centrado en no recibir mayor castigo que en buscar acortar distancias.
Pero no pudo ser. Neymar culminó la remontada en el ’88, de nuevo a pase de Messi, que esta noche volvió a demostrar por qué, cuando está en forma, no tiene rival, por más que le busquen par.
