París, Francia. (AGE) – Las cumbres del macizo de Jura no son los colosos de los Alpes, pero se parecen. Lilian Calmejane los dominó y se quedo con la etapa.
Tramos empinados, repletos de trampas, que exigen esfuerzos agónicos. La quebrada travesía hasta la estación invernal de Rousses fue una tortura, un ejercicio extremo de desgaste impuesto por el Sky de Chris Froome, que no fue culminado con premio. La recompensa fue para Lilian Calmejane, uno de los nuevos talentos del ciclismos francés. Un hábil cazador de etapas, la revelación de la primera semana del Tour.
Ni un segundo de tregua en una etapa brutal, incomodísima desde el banderazo de salida. A 100 kilómetros de la meta, en la subida al Col de la Joux, se fraguó una macroescapada de 50 unidades, entre ellos Landa y Henao (los gregarios de lujo de Froome), que pronto se quedó reducido a un decena, con galgos de primer nivel, como Van Avermaert, Bakelants, Roche, Gesink, Pauwels, Clarke, De Gent, Barguil, Calmejane o Ten Dam o Valgren. Por detrás, el Sky, poniendo al pelotón en fila india.
La fuga, que nunca superó los tres minutos, parecía condenada al fracaso, pero en el último puerto, los compañeros de Froome afloraron la velocidad, aparentemente por las dificultades por las que atravesaba Geraint Thomas. Aire para los escapados. Una bendición para Calmejane, que se marchó en solitario, como ya hizo en casi todas las etapas de este primer tercio de la ronda francesa.
Calmejane, un chico de 24 años, atesora un presente y futuro fantástico. El pasado año ganó la etapa de la Vuelta a España finalizada en San Andrés de Teixido. Pocos, a su edad, pueden presumir de vencer en las dos grandes carreras. Esta vez tuvo la madurez suficiente para soportar el acoso de dos veteranos como Roche y Gesink, y la experiencia para administrar con inteligencia la ventaja que atesoraba cuando a falta de dos kilómetros para la meta se quedó acalambrado por el tremendo esfuerzo realizado. Donde otros se hubieran rendido, Calmejane sacó fuerzas de flaqueza. Un galardón merecido para un corredor que no se rinde nunca.
Todos los favoritos llegaron en grupo, pero el desgaste de energías pasará factura en la durísima jornada del domingo, con llegada a Chambery.
