Houston, Estados Unidos. (Agencias) – Los Colts se llevaron el juego frente a los Texans por 21-7 y los Cowboys de Dallas vencieron a los Seahawks de Seattle por 24-22 para seguir vivos en sus intenciones de meterse en el Super Bowl LIII.
Los Colts salieron como un vendaval en ataque y frenaron desde el primer instante las embestidas de la defensa de los Texans. T.Y. Hilton emergía en cada tercer down para desesperar a Watt, Clowney y compañía mientras Frank Reich, entrenador de Indianapolis, ponía en práctica un plan de juego imaginativo, variado, espectacular para el espectador y práctico para el marcador. Una sucesión de joyas que sirvieron para engarzar dos touchdowns seguidos, de Ebron y Mack, que dejaron el marcador 0-14 y a los Texans muy tocados.
Ambos QBs no se vieron finos en su primera serie ofensiva, sin embargo, Luck lució acertado en su segundo drive, y se quedó muy cerca de sumar otra anotación cuando encontró a Ebron en zona de anotación, pero éste no pudo quedarse con el balón. Una jugada después, Luck encontraba a Inman para 18 yardas y dejar el partido en 21-0 al descanso.
A pesar del excelente trabajo de DeAndre Hopkins y Watson en su segundo turno al frente, los Texans no lograron anotar.
Último cuarto. Deshaun Watson tuvo su mejor serie ofensiva de todo el encuentro, que culminó en un polémico touchdown, pues por un momento parecía que Keke Coutee entraba a la zona de anotación sin el balón en sus manos.
Andrew Luck no pudo penetrar en su serie ofensiva a la defensa de los Texans que se vio motivada tras la anotación de Coutee. De nuevo con Watson al frente, los Texans intentaron ir por una segunda anotación, pero a pesar del gran esfuerzo terrestre de su QB, la presión en la bolsa fue demasiado para una línea ofensiva que en la temporada regular permitió el mayor número de capturas a su mariscal de campo.
Los Cowboys de Dallas vencieron con agonía a los Seahawks de Seattle por 24-22 en un juego donde las defensas estuvieron bajo control en la mayoría del juego. Al final, con gran suspenso, Los Vaqueros impusieron su fortaleza de ataque no sin antes sufrir en extremo.
