Augsburgo, Alemania. (AGE) – Hoy podía ser un dulce día para todos los aficionados del Bayern Múnich. Por fin, tras no poder conseguirlo la semana pasada ya que el Schalke no perdió, dependían de ellos mismos para proclamarse campeones de la Bundesliga en casa del Augsburgo.
Los locales afrontaban este encuentro con cierto pesimismo al tener enfrente a un Bayern a otro nivel y con la necesidad de no perder. El Augsburgo estaba en una situación cómoda en la tabla y con la posibilidad de poder acercarse al Hoffenheim y así a los puestos de Europa League. Pero para ello debían olvidar la estrepitosa derrota de la primera vuelta y conseguir dar el campanazo.
El conjunto de Jupp Heynckes tenía una historia totalmente distinta. Tras golear en ‘Der Klassiker’ a su máximo rival pero no perseguidor, los ‘bávaros’ poseían de un colchón de puntos que les podía otorgar el título a falta de cinco jornadas para el final de la campaña. Además, el Augsburgo siempre ha sido un rival que no ha puesto en peligro el ‘Gigante de Baviera’, por lo que el WWK Arena tenía todas las papeletas para otorgar el título al Bayern.
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El planteamiento táctico del Augsburgo estaba más que claro: esperar a su oportunidad y no perdonar. Tres centrales comandados por Rani Khedira (hermano del centrocampista de la Juventus) se encargarían de cerrar la defensa con la ayuda de los carrileros Schmid y Philipp Max. En ataque, Caiuby y Córdova, dos jugadores rápidos e inteligentes, se encargarían de buscar el gol.
Los ‘bávaros’, a pesar de tener el campeonato a tiro, también debían pensar en la vuelta frente al Sevilla. Es por ello que Heynckes apostó por diversas rotaciones en el once inicial. Sandro Wagner ocuparía el lugar de Robert Lewandowski y Juan Bernat haría lo propio por el hoy cumpleañero Ribéry. Además, Javi Martinez se quedó en el banquillo para darle el puesto a Sebastian Rudy, quien formaría una línea de tres en el mediocampo junto con Tolisso y James.
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Como era de esperar, fue el Bayern quien acaparó la posesión durante todo el encuentro. No obstante, tuvieron ciertas dificultades para abrir hueco en la defensa rival durante los primeros minutos. Mientras, el Augsburgo trataba de crear peligro con transiciones rápidas que no terminaban de cuajar.
La suerte se puso de parte del lado local al pasar el primer cuarto de hora de juego. En lo que parecía una apacible salida de balón, Jerôme Boateng se quedó mirando a las nubes y perdió el balón ante Sergio Córdova. El venezolano no tuvo mucho tiempo para pensar y disparó, pero el lanzamiento fue despejado por Sven Ulreich. Aquí es donde llega el drama para los ‘bávaros’. El despeje de Ulreich acabó rebotando en la cara de Niklas Süle y se metió en la portería, dando la ventaja a un Augsburgo que ya había dado varios avisos a su rival.
La situación era de lo más favorable para el cuadro local en aquel momento. Pero no hay que olvidar que el contrincante era el Bayern y no cualquiera. Aunque siguieron aguantando durante otro cuarto de hora los de Manuel Baum, la respuesta no se hizo de rogar. Joshua Kimmich con un centro medido, encontró a Corentin Tolisso entre la maraña de pierdas del área local para cabecear a bocajarro y poner de nuevo las tablas. Casi de inmediato, los ‘bávaros’ tendrían la oportunidad de adelantarse pero Marwin Hitz se lució para evitarlo. Y ahí fue cuando James irrumpió en el partido. Bernat, con un centro raso, halló a James para que el colombiano definiera al palo izquierdo y culminara una fugaz remontada. Poco más deparó el encuentro hasta el pitido del entretiempo.
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Ya con el marcador favorable a ellos y con pocos acercamientos de su rival, el Bayern intentó dormir el juego porque no tenían ninguna necesidad de intentar golear en un encuentro importante pero no tanto como el del miércoles, aunque de vez en cuando se acercaban al área rival. Y en uno se esos acercamientos se sentenció definitivamente el partido. Arjen Robben, recogiendo una falta botada por James, asestó un disparo con la pierna izquierda para batir a Hitz al primer palo y para acabar con las pocas aspiraciones del Augsburgo, cuyos cambios no sirvieron de mucho para revertir la situación.
Ambos equipos tuvieron algunas oportunidades en la media hora restante y el marcador sólo se movió para indicar el gol sobre la bocina de Sandro Wagner. De esta manera, el Bayern de Heynckes se alzó con el título de la Bundesliga. Nadie fue capaz de seguir el ritmo del ‘Gigante de Baviera‘ desde que se situaron en primera plaza en octubre y éstos han ido ganando y ganando hasta recoger sus frutos en el día de hoy.
El Augsburgo, por su parte, se despide de toda opción a competición europea. Una buena primera vuelta les hizo soñar pero la segunda les puso los pies en el suelo. El resto de jornadas serán de trámite mientras ven desde la distancia cómo otros pelean por ese puesto.
