Leo Messi es un jugador diferente. En cada partido deja detalles que marcan diferencias. Ante Osasuna, el encuentro se le estaba complicando al Barcelona tras un primer tiempo en el que perdonaron hasta cuatro ocasiones claras, pero el ’10’ apareció cuando más lo necesitaba su equipo.
En el primer gol, le dio un pase a Jordi Alba que sólo podía ver él. Después, marcó los dos últimos goles del partido. Mención especial para el último gol, en el que se fue de cuatro rivales, se paró en seco al entrar al área y cuando todo el mundo corría como loco, él tuvo la frialdad para colocar el balón imposible para Nauzet.
Y eso que el argentino perdonó todas las oportunidades de las que dispuso en la primera mitad. Aunque el primero que lo hizo, fue Suárez, que cruzó en exceso un pase maravilloso de Leo Messi. En la segunda ocasión clara, se intercambiaron los papeles y el ’10’ estrelló el mano a mano contra la pierna izquierda de Nauzet.
El Barcelona dominaba por juego y ocasiones. Luis Suárez estrelló un balón contra el palo y Messi volvió a perdonar en otro mano a mano. Osasuna se acercaba poco, pero en la única que llegó, a punto estuvo Oriol Riera de llegar a un centro chut de Miguel de las Cuevas. El partido se fue con 0-0 al descanso y los navarros creían en sus posibilidades.
Tanto se lo creyeron, que salieron muy enchufados en la segunda mitad. De hecho, Sergio León estuvo a punto de marcar uno de los goles de la Liga, pero su vaselina se estrelló contra el travesaño de Ter Stegen. Poco después, Messi se inventó un pase entrelíneas a Jordi Alba, que puso un ‘pase de la muerte’ a Suárez para que el uruguayo sólo tuviese que empujarla.
El 0-2, llegó por la misma banda. Esta vez, fue Denis Suárez el que abrió el balón a Alba y Messi el que mandó el balón al fondo de las mallas. El partido estaba sentenciado, a pesar de que Osasuna intentaba llegar con peligro a la meta de Ter Stegen, con un disparo de Sergio León o con un centro envenenado de Berenguer.
Pero Messi quiso regalar al respetable otro gol para el recuerdo. El ’10’ recibió el balón en tres cuartos de campo, se fue de varios rivales y justo cuando entraba al área, se frenó en seco mientras todos sus rivales corrían hacia la portería. Con una insultante frialdad, colocó el balón lejos del alcance de los defensores y de Nauzet. Impecable. Puro Leo Messi.
El Barcelona rompe su racha de tres empates consecutivos y se queda a tres puntos del Real Madrid, aunque con un partido más. Osasuna seguirá una semana más siendo el colista de Primera División, con siete puntos de 45 posibles y a cinco, de momento, de la salvación.