Barcelona, España. (EFE) – Los asturianos volvieron a decepcionar en el Camp Nou y despertaron la voracidad de un Barcelona que, por momentos, recordó al del triplete.
Ni rastro del juego aburrido y previsible del Barcelona ante el Leganés. El equipo azulgrana volvía a casa tras el bálsamo del Calderón y se transformó. Como si la victoria en Madrid hubiera insuflado de energía a un equipo tocado, el Barcelona recuperó su mejor versión ante el Sporting y goleó sin piedad a un equipo que comenzó pensando en el Deportivo y acabó pensando en los coruñeses, concretamente desde la media hora de juego.
Bastó una genialidad de Messi y un despiste en la zaga visitante para que el Barcelona hiciera el primero. El argentino anotaba de cabeza para marcar con la parte del cuerpo que le faltaba en esta Liga, pero ponía de manifiesto la falta de tensión de una zaga que le dejó recibir solo un buen pase a la espalda de Mascherano. Sin necesidad de controlar, Messi la picó por encima de Cuéllar en su salida desesperada.
El 2-0 no tardó demasiado en llegar y lo hizo para retratar la debilidad de una zaga inédita esta temporada en Gijón. Suárez recibió, regateó a Cuéllar y puso un pase paralelo a la línea de gol que Juan Rodríguez se introdujo en propia puerta casi sin querer.
Tuvieron un amago de reacción los visitantes, comandados por un eléctrico Burgui que fue de lo mejorcito que pasó esta temporada por el Camp Nou. Un pase suyo a la espalda de la defensa lo estrelló en el palo Sergio Álvarez, pero Castro, muy atento, remachó en la red el 2-1.
-El Camp Nou se llena de goles-
El tanto podría haber despertado las dudas de los de Luis Enrique tras lo sucedido ante el Leganés, pero Luis Suárez aprovechó un mal despeje de Babín para poner el 3-1 con una volea espectacular casi de manera consecutiva.
Todavía quedaban 45 minutos por delante, que sirvieron para que el técnico asturiano diera descanso a Messi y Luis Suárez. Paco Alcácer aprovechó su oportunidad y también lo hizo Neymar, que fue el jugador no sacrificado del tridente y dejó su marca con un golazo de falta descomunal. Rakitic, con un gran tanto de volea, redondeó la goleada ya en los últimos compases.
Pudieron ser más, pero el Barcelona prefirió no apretar más el acelerador, quizás consciente de que esos goles los necesitará mucho más en otros partidos. Para empezar, ante el Celta el fin de semana y, para continuar, ante el PSG en una eliminatoria en la que los azulgranas tienen sed de venganza.
