Barcelona, España. (EFE) – Ocurrió a finales de la pasada temporada contra el Real Madrid, en la vuelta de las semifinales de la pasada edición de la Champions League, y ha vuelto a ocurrir en ésta, más temprano, pero en un partido casi tan vital como aquél.
Entre uno y otro, sólo tres piezas se repiten. Ni el entrenador es el mismo. Al Santiago Bernabéu saltaron Hart, Sagna, Kompany, Otamendi, Clichy, Fernando y Fernandinho, Navas, Yaya Touré, Kevin de Bruyne y Agüero.
Al Camp Nou sólo repitieron Otamendi, Fernandinho y De Bruyne. El resto, hasta Manuel Pellegrini, caras nuevas, por una u otra razón.
Y el resultado fue prácticamente el mismo. Aquel City desesperó a sus fans (y a los detractores del Madrid) por su aparente pasividad. Yaya Touré lo encarnó a la perfección. Perdió 1-0 y se fue a casa. La imagen dada dejó mucho que desear.
En este partido contra el Barcelona la imagen no ha sido mucho mejor, y es ahora el madridismo el que señala con el dedo. Dependiendo de a quién se pregunte, el City ha sido una banda o un equipazo con mucha mala suerte.
Muchas caras nuevas, muchos millones invertidos, para cometer los mismos pecados de siempre. Agravados, en esta ocasión, con un sonrojante 4-0 que, aunque digan que fue un castigo excesivo, fue más que merecido.
