Fracasó el Real Madrid en su segunda visita consecutiva al Pizjuán. Si en Copa sólo un milagro apartó al Sevilla de acabar con la racha victoriosa blanca, en Liga el equipo de Sampaoli consiguió frenar al equipo de Zidane y abrió la Liga de una manera inimaginable hasta la fecha.
Y lo hizo utilizando las propias armas que forjaron el récord estratosférico del Real Madrid: una fe inquebrantable y una pizca de suerte en el descuento, ese gran aliado que siempre ha tenido el equipo de Chamartín.
De salida, sorprendió el planteamiento defensivo del equipo blanco. No ocultó Zidane que al equipo le venía bien el empate y, por ello, resguardó la defensa con el uso de tres centrales, algo que no se recordaba en el Real Madrid en décadas.
Tampoco el Sevilla fue el equipo ultraofensivo del jueves. Los de Sampaoli, con la lección aprendida, salieron a esperar y no tuvieron prisa por encerrar en su área al equipo blanco.
Entre pito y pito a Ramos y bostezos de los espectadores, la primera mitad se jugó más en el plano táctico que en el técnico. Y ahí se engrandeció la figura de un Casemiro que sigue dando pasos de gigante hacia el honorífico título de mejor mediocentro del planeta.
Nadie quería fallar y así, las principales ocasiones fueron un par de chuts de Nasri y una buena acción de un desentonado Benzema que no acertó a llevar a la red Cristiano.
Cristiano anotó pero no fue suficiente para evitar la derrota. Foto EFE
La segunda parte, en cambio, sí que fue algo distinta. El Sevilla olió sangre y se lanzó a abrumar a un Real Madrid que se defendió como pudo. La tuvo Franco Vázquez y luego Ben Yedder, pero quien estuvo a punto de abrir el marcador fue Benzema en una doble acción que envió al limbo de manera inexplicable.
El Madrid se creció y al Sevilla le entraron las dudas. Tantas, que, en un error de Sergio Escudero, Sergio Rico acabó derribando a Carvajal. Penalti -justo- y gol de Cristiano. No sin antes presenciar un ‘show’ infame entre Vitolo, que trató de pisotear el punto de penalti, y Cristiano, que le lanzó el balón y mereció ser expulsado.
Con el 0-1, el planteamiento de Zidane pareció más efectivo que nunca, pero al Real Madrid se le acabó la suerte de repente. Como si todo se le volviera en contra por arte de magia, el cuadro blanco acabó cosechando su primera derrota de la temporada cuando el Sevilla más muerto estaba.
Una falta de Sarabia la envió a su propia portería Sergio Ramos para hacer el empate. Y el Madrid, al que le valía el empate desde el segundo uno, pedía clemencia.
Pero el Sevilla quería más y devoró el final del partido hasta que una pérdida de Benzema desembocó en el 2-1. El francés vio cómo le robaban la cartera en el centro del campo y Jovetic -que mereció ser titular por encima de Franco Vázquez- la puso lejos de un descolocado Keylor Navas.
Final con justicia poética para el adiós a la racha de un Real Madrid que, no lo olvidemos, sigue mandando con puño firme -y un partido menos- en Liga.